Si bien hace unos días os relatábamos la historia de las
Hermanas de Jesús y de la labor que estas hicieron por el barrio, hoy queremos
contaros la visita que realizamos a estas hermanas.
Para ello os ponemos en antecedentes:
Decididos a conocer esta bonita historia de primera mano,
Juan Luis Roldán (el vecino del barrio que está escribiendo el libro sobre la zona) y yo nos pusimos en contacto con las hermanas de Jesús para que nos
contaran como habían vivido ellas esos años y que recuerdos guardaban de la
época.
Al poco tiempo recibimos un correo de Margarita Goldie, una
de las hermanitas, en la que se nos citaba para recordar aquellos tiempos. Y
así fue. Nos dirigimos al madrileño barrio de Usera donde actualmente tienen su
residencia y tuvimos un encuentro memorable.
Al llegar allí nos encontramos con cuatro de las hermanitas,
todas ellas habían participado activamente en la ayuda a los más
desfavorecidos. Recordaban aquellos años como una época de mucha necesidad.
Llegaron al barrio a sabiendas de que en pocos años la zona iba a ser demolida
para construir la autopista pero aun así estaban decididas a colaborar. Nos
contaban como no tenían luz, hasta que
un vecino, ya pasado bastante tiempo, pudo engancharles a la red de alumbrado
público. Recuerdan aquella zona un pleno
descampado donde emanaban olores a veces insoportables por la falta de
alcantarillado.
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Fuente en el barrio San Pascual |
De hecho, Margarita nos relataba de primera mano cómo en una
ocasión tuvo que ir a la casita de la virgen, que era donde las auxiliaban ,
para que la asistieran de una gran infección en un brazo. Casi me lo cortan pero afortunadamente no fue así, -decía Margarita
recordando la anécdota a la vez que sonreía.
Les enseñamos una foto de la fuente que tenemos albergada en nuestro
grupo en facebook y nos confirmaron que efectivamente era la fuente
donde hacían cola para llenar los cantaros de agua.
Recuerdan a muchos vecinos que colaboraron en la
construcción de la fraternidad. Hacía
falta pasar una noche bajo el techo de la casa para que las autoridades no te
pudieran echar de allí, -Nos recordaban las hermanas.
Las hermanitas nos contaron como ayudaron a muchos vecinos a realizar el censo necesario para poder tener derecho a una vivienda en los barrios de realojo del mismo modo que colaboraron en la numeración de las casas del barrio. Así cuando llegaba el cartero, por ejemplo, se podía dirigir a entregar el correo al "barrio de la bomba, casa número xx."
No recordaban nombres
pero sí que recordaban aquel bar situado cerca de la fuente que tenía el único
teléfono del barrio y que con el tiempo hicieron amistad con sus dueños. Aunque
ya han pasado 60 años de la construcción de la fraternidad, a las hermanas le
ha hecho una gran ilusión el rememorar aquellos tiempos.
Cuando ya dieron por finalizada su labor en el barrio se
desplazaron a Palomeras, después a Villaverde Bajo y por último a Usera donde
le ofrecieron un piso e hicieron de él su residencia habitual. Las hermanitas,
a pesar de ser octogenarias, siguen luchando por las desigualdades sociales. De
hecho colaboran activamente con la asamblea del 15M del barrio de Usera al
igual que con la asociación de Vecinos del mismo barrio.
Desde el blog del barrio San Pascual, queremos agradecer a
las Hermanitas de Jesús que hayan compartido con nosotros su historia que nos
hayan acogido en su casa con los brazos abiertos. Les mandamos un fuerte
abrazo.
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